domingo, 4 de mayo de 2014

LOS CABALLEROS BENEFACTORES DE LA CIUDAD SANTA




LOS CABALLEROS BENEFACTORES DE LA CIUDAD SANTA


        No pocas son las Ordenes que han insertado en sus nomenclaturas de grados, los de la Orden de los Caballeros Masones Elus+Cohens del Universo. Otro tanto lo han hecho adoptando la Doctrina de esta Orden y la han fijado en algún grado particular. Sin embargo, estamos en condiciones de afirmar categóricamente que la Orden de los Caballeros Masones Elegidos+Sacerdotes del Universo es única en su género y resulta vano en lo absoluto el tratar de vincularla con otras ordenes. De esta manera cualquiera de las “Ordenes Martinistas” que traten de vincularse con la filiación de Martinez de Pasqually, es un engaño. Por mucho que Louis Claude de Saint-Martin haya sido el inspirador “virtual” de la Orden Martinista moderna, este solo tiene valides, desde nuestro punto de vista solo cuando perteneció, tanto como secretario personal del Maestro, como cuando fue miembro regular al interior de la Orden de los Elus+Cohens. Cuando ya no lo es, ya no puede hablar a nombre de la filiación Cohens.

        Otra orden que ha servido de medio de confusión ha sido la de los Caballeros Benefactores de la Ciudad Santa, o conocido también como el Rito Escocés Rectificado de Willermoz. Rito Templario que adoptó en su último grado la doctrina entera de Martines de Pasqually. Estructura que resulta curiosa, ya que es muy difícil comprimir toda una estructura y sistema de enseñanza y practicas teúrgicas en un solo grado. A todas luces no resulta pensar que allí hay algo serio.

Estas dos Ordenes han tratado de convencer al mundo de los iniciados que sus respectivos orígenes se encuentran en el seno de la Orden de los Elus+Cohens, pero a la luz de la investigación rigurosa esto no es así. La única Orden que puede reclamar filiación de Martinez de Pasqually es la que se rige en estricto a sus Rituales, Nomenclatura de grados, estudio a su Doctrina y finalmente la aplicación del complicado sistema teúrgico tal cual como lo dictara el Maestro; y ello avalado por la documentación que saliera de la propia mano de Pasqually. Esto es definitivo.

El origen, fuente, creador e inspirador de Orden de los Elegidos+Sacerdotes del Universo es Martines de Pasqually. Su nacionalidad, origen, religión y su calidad espiritual y capacidades teúrgicas no nos son desconocidas. Hacia 1754 comienza una carrera de taumaturgo, sobre todo de teúrgo, imponiéndose en seguida como teósofo de gran talla y mago lleno de poderes extraordinarios. Su doctrina, de cuyo carácter cristiano no existe ninguna duda, se presenta como la clave de toda cosmogonía escatológica: Dios, la unidad principal, da voluntad propia a los seres «emanados» de Él: pero Lucifer, habiendo querido ejercer por sí la potencia creadora, cae víctima de su propia falta, arrastrando a determinados espíritus en su caída, y se encuentra aprisionado en una materia destinada por Dios para servirle de cárcel. Después, la Divinidad envió al hombre, andrógino de cuerpo glorioso, dotado de poderes inmensos, para que guarde a estos rebeldes y al mismo tiempo trabaje para su redención, siendo precisamente con esta finalidad como ha sido creado el hombre. Adán pecó a su vez y arrastró en su caída a la materia, por lo que se encuentra allí encerrado; habiéndose convertido en mortal físicamente, no puede hacer otra cosa sino intentar salvarse a sí mismo y a la materia. Esto lo puede lograr, con la ayuda de Cristo, por la perfección interior, pero también mediante operaciones teúrgicas, que Martines de Pasqually enseñaba a las personas que estimaba dignos de recibir su iniciación. Fundadas sobre un ritual minucioso, estas operaciones permiten al discípulo ponerse en contacto con las entidades angélicas, que se manifestaban en la cámara teúrgica bajo la forma de «pasos» rápidos, por lo general luminosos, representando la forma de caracteres o jeroglíficos, signos de los espíritus evocados por el operador, al que estas manifestaciones prueban que se encuentra en la buena vía de la reintegración.

Esta doctrina, destinada a una élite reunida bajo el nombre de Elegidos+Cohens (sacerdotes elegidos), va a conocer un gran éxito, pero las operaciones teúrgicas permanecerán siempre reservadas únicamente para los iniciados. Desde 1754 hasta su muerte (1774), Martines de Pasqually trabajó en la construcción de su Templo Cohen, y no utiliza a la francmasonería más que con objeto de que sirva de apoyo a su propio sistema. Hasta 1761 se le ve en Montpellier, París, Lyon, Burdeos, Marsella, Aviñón. Inició a Grainville y Champollion. En 1761 construyó su Templo particular en Burdeos, donde residió hasta 1766. En esta época, la Orden de los Cohens se presenta como un sistema de altos grados, colocado por encima de la masonería azul. La primera etapa de los grados comprende los tres simbólicos, a los que se añade el de Maestro-Perfecto-Elegido; a continuación vienen los grados Cohen propiamente dichos: Aprendiz-Cohen, Compañero-Cohen, Maestro-Cohen, Gran Arquitecto, Caballero de Oriente, Comandante de Oriente, y, finalmente, el último de los grados, la suprema consagración, el de Rosa-Cruz. En 1766, en París, Martinez de Pasqually instruye a Bacon de la Chevalerie y vuelve a Burdeos. En 1768, Willermoz recibe la iniciación del grado Rosa-Cruz de manos de Bacon de la Chevalerie. Saint-Martin, iniciado en los primeros grados hacia 1765. Se convierte en Comandante de Oriente. Martinez de Pasqually deja en el futuro «Filósofo Desconocido» una magnífica impresión. Los años de 1769 y 1770 ven multiplicarse a los grupos de los Elegidos-Cohens por toda Francia. Saint-Martin deja entonces su regimiento, a principios de 1771, para permanecer al lado de Martinez de Pasqually, en calidad de secretario, reemplazando en este puesto al abate Fournié. Data de esta época la puesta a punto de los rituales, así como la redacción del “Tratado de la Reintegración de los Seres”. En 1772, Saint-Martin recibe el grado de Rosa-Cruz, pero Martines de Pasqually parte el mismo año para Santo Domingo con el fin de hacerse cargo de una herencia, muriendo allí en 1774. A partir de 1776, los Templos Cohens de La Rochela, Marsella, Lihume, se integran en la Gran Logia de Francia. En 1777 el ceremonial está en desuso y conservándose sólo en algunos cenáculos, como París, Versalles, Eu. Por último, en 1781, Sebastián Las Casas, tercero y último Gran Soberano de los Elegidos-Cohen (sucesor de Caignet de Lester, fallecido en 1778), ordena la clausura de los ocho Templos que todavía reconocían su autoridad. Ni Caignet ni Las Casas desempeñaron nunca un papel de importancia. A pesar de este cierre oficial, los Elegidos+Cohens continuaron ejerciendo su teúrgia y procedieron a impartir iniciaciones. Por otra parte, las enseñanzas de Martines de Pasqually no se han perdido tampoco, gracias a la documentación original que se mantiene hasta el día de hoy.

El sistema masónico de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, instituidos por el lionés Jean-Baptiste Willermoz, quien procede de una familia del Franco Condado, se dedicaba al trabajo de sedería por cuenta propia dirigiendo un próspero negocio. Desde la edad de veinte años se apasionó por la francmasonería. En 1753 funda la Logia de la Perfecta Amistad, y posteriormente, en 1760, desempeña un gran papel en la formación de la Gran Logia de los Maestros Regulares de Lyon, de la que llega a ser el Gran Maestro. Con ayuda de un médico amigo suyo, Pierre-Jacques, influido personalmente por el alquimista Dom Pernety, funda en 1763 el Capítulo Rosa-Cruz de los Caballeros del Águila Negra Rosa-Cruz. Es Bacon de la Chevalerie quien lo pone en contacto con Martinez de Pasqually en Versalles (1767), en donde recibe la iniciación en los primeros grados de la Orden de los Elus+Cohens. El mismo año representa a Martinez de Pasqually en la provincia de Lyon. Iniciado como Rosa-Cruz en 1768, Willermoz se hace gran amigo de otro Elus+Cohen, Louis Claudio de Saint-Martin, con el que mantiene una activa correspondencia a partir de 1771; Saint-Martin vendrá a verlo a Lyon entre 1773, siendo en esta ocasión cuando los dos hombres se ven personalmente por primera vez. Saint-Martin permanecerá en casa de Willermoz durante más de un año. Muy impresionado -lo mismo que Saint-Martin- por las enseñanzas teúrgicas de Pasqually, que les proporcionará de manera definitiva un cuadro dogmático. Dentro del plano teúrgico es necesario esperar muchos años antes de poder lograr manifestaciones o contactos con los planos invisibles. Por otro lado, se vio en la obligación de contribuir materialmente a mantener a Martinez de Pasqually. Pero permanecerá siempre fiel a su maestro, incluso después de la muerte de éste.

Cuando Pasqually deja Francia para dirigirse a Santo Domingo (el 6 de mayo de 1772), los Cohens lioneses un poco desamparados, se reúnen frecuentemente para intercambiar los conocimientos que él les impartiera y aclarar o profundizar determinados puntos. Willermoz nos ha dejado un voluminoso cuaderno manuscrito de Instrucciones a los Elegidos-Cohen (Instructions aux Elus Cohens), llamado también Conferencias de Lyon (Conférences de Lvon), conjunto de notas interesantes, permitiéndonos una mejor comprensión de esta teosofía, y fechadas entre 1774 y 1777. Una iniciativa de este tipo no parece, desde luego, una traición. Pero, en cambio, ¿no se podría interpretar de esta manera el intento de dar a las enseñanzas Cohen una dimensión masónica ecuménica? Porque precisamente es en esto en lo que Willermoz va a emplearse.






Bibliografía.


Antoine Faivre, L'Ésotérisme au XVIIIº siècle, París, Seghers, 1973. Trad. castellana de J. Florentino Díaz: El esoterismo en el siglo XVIII, Madrid, EDAF, 1976.

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