LOS CABALLEROS
BENEFACTORES DE LA CIUDAD SANTA
No pocas son las Ordenes que han insertado en sus nomenclaturas de grados,
los de la Orden de los Caballeros Masones Elus+Cohens del Universo. Otro tanto
lo han hecho adoptando la Doctrina de esta Orden y la han fijado en algún grado
particular. Sin embargo, estamos en condiciones de afirmar categóricamente que
la Orden de los Caballeros Masones Elegidos+Sacerdotes del Universo es única en
su género y resulta vano en lo absoluto el tratar de vincularla con otras
ordenes. De esta manera cualquiera de las “Ordenes Martinistas” que traten de
vincularse con la filiación de Martinez de Pasqually, es un engaño. Por mucho
que Louis Claude de Saint-Martin haya sido el inspirador “virtual” de la Orden
Martinista moderna, este solo tiene valides, desde nuestro punto de vista solo
cuando perteneció, tanto como secretario personal del Maestro, como cuando fue
miembro regular al interior de la Orden de los Elus+Cohens. Cuando ya no lo es,
ya no puede hablar a nombre de la filiación Cohens.
Otra orden que ha servido de medio de
confusión ha sido la de los Caballeros Benefactores de la Ciudad Santa, o
conocido también como el Rito Escocés Rectificado de Willermoz. Rito Templario
que adoptó en su último grado la doctrina entera de Martines de Pasqually.
Estructura que resulta curiosa, ya que es muy difícil comprimir toda una
estructura y sistema de enseñanza y practicas teúrgicas en un solo grado. A
todas luces no resulta pensar que allí hay algo serio.
Estas dos
Ordenes han tratado de convencer al mundo de los iniciados que sus respectivos
orígenes se encuentran en el seno de la Orden de los Elus+Cohens, pero a la luz
de la investigación rigurosa esto no es así. La única Orden que puede reclamar
filiación de Martinez de Pasqually es la que se rige en estricto a sus
Rituales, Nomenclatura de grados, estudio a su Doctrina y finalmente la
aplicación del complicado sistema teúrgico tal cual como lo dictara el Maestro;
y ello avalado por la documentación que saliera de la propia mano de Pasqually.
Esto es definitivo.
El origen, fuente,
creador e inspirador de Orden de los Elegidos+Sacerdotes del Universo es
Martines de Pasqually. Su nacionalidad, origen, religión y su calidad
espiritual y capacidades teúrgicas no nos son desconocidas. Hacia 1754 comienza
una carrera de taumaturgo, sobre todo de teúrgo, imponiéndose en seguida como
teósofo de gran talla y mago lleno de poderes extraordinarios. Su doctrina, de
cuyo carácter cristiano no existe ninguna duda, se presenta como la clave de
toda cosmogonía escatológica: Dios, la unidad principal, da voluntad propia a
los seres «emanados» de Él: pero Lucifer, habiendo querido ejercer por sí la
potencia creadora, cae víctima de su propia falta, arrastrando a determinados
espíritus en su caída, y se encuentra aprisionado en una materia destinada por
Dios para servirle de cárcel. Después, la Divinidad envió al hombre, andrógino
de cuerpo glorioso, dotado de poderes inmensos, para que guarde a estos
rebeldes y al mismo tiempo trabaje para su redención, siendo precisamente con
esta finalidad como ha sido creado el hombre. Adán pecó a su vez y arrastró en
su caída a la materia, por lo que se encuentra allí encerrado; habiéndose
convertido en mortal físicamente, no puede hacer otra cosa sino intentar
salvarse a sí mismo y a la materia. Esto lo puede lograr, con la ayuda de
Cristo, por la perfección interior, pero también mediante operaciones
teúrgicas, que Martines de Pasqually enseñaba a las personas que estimaba
dignos de recibir su iniciación. Fundadas sobre un ritual minucioso, estas
operaciones permiten al discípulo ponerse en contacto con las entidades
angélicas, que se manifestaban en la cámara teúrgica bajo la forma de «pasos»
rápidos, por lo general luminosos, representando la forma de caracteres o
jeroglíficos, signos de los espíritus evocados por el operador, al que estas
manifestaciones prueban que se encuentra en la buena vía de la reintegración.
Esta doctrina,
destinada a una élite reunida bajo el nombre de Elegidos+Cohens
(sacerdotes elegidos), va a conocer un gran éxito, pero las operaciones
teúrgicas permanecerán siempre reservadas únicamente para los iniciados. Desde
1754 hasta su muerte (1774), Martines de Pasqually trabajó en la construcción
de su Templo Cohen, y no utiliza a la francmasonería más que con objeto de que
sirva de apoyo a su propio sistema. Hasta 1761 se le ve en Montpellier, París,
Lyon, Burdeos, Marsella, Aviñón. Inició a Grainville y Champollion. En 1761
construyó su Templo particular en Burdeos, donde residió hasta 1766. En esta
época, la Orden de los Cohens se presenta como un sistema de altos grados,
colocado por encima de la masonería azul. La primera etapa de los grados
comprende los tres simbólicos, a los que se añade el de Maestro-Perfecto-Elegido;
a continuación vienen los grados Cohen propiamente dichos: Aprendiz-Cohen,
Compañero-Cohen, Maestro-Cohen, Gran Arquitecto, Caballero de Oriente,
Comandante de Oriente, y, finalmente, el último de los grados, la suprema
consagración, el de Rosa-Cruz. En 1766, en París, Martinez de Pasqually
instruye a Bacon de la Chevalerie y vuelve a Burdeos. En 1768, Willermoz recibe
la iniciación del grado Rosa-Cruz de manos de Bacon de la Chevalerie.
Saint-Martin, iniciado en los primeros grados hacia 1765. Se convierte en
Comandante de Oriente. Martinez de Pasqually deja en el futuro «Filósofo
Desconocido» una magnífica impresión. Los años de 1769 y 1770 ven multiplicarse
a los grupos de los Elegidos-Cohens por toda Francia. Saint-Martin deja
entonces su regimiento, a principios de 1771, para permanecer al lado de
Martinez de Pasqually, en calidad de secretario, reemplazando en este puesto al
abate Fournié. Data de esta época la puesta a punto de los rituales, así como
la redacción del “Tratado de la Reintegración de los Seres”. En 1772,
Saint-Martin recibe el grado de Rosa-Cruz, pero Martines de Pasqually parte el
mismo año para Santo Domingo con el fin de hacerse cargo de una herencia,
muriendo allí en 1774. A partir de 1776, los Templos Cohens de La Rochela,
Marsella, Lihume, se integran en la Gran Logia de Francia. En 1777 el ceremonial
está en desuso y conservándose sólo en algunos cenáculos, como París,
Versalles, Eu. Por último, en 1781, Sebastián Las Casas, tercero y último Gran
Soberano de los Elegidos-Cohen (sucesor de Caignet de Lester, fallecido en
1778), ordena la clausura de los ocho Templos que todavía reconocían su
autoridad. Ni Caignet ni Las Casas desempeñaron nunca un papel de importancia.
A pesar de este cierre oficial, los Elegidos+Cohens continuaron ejerciendo su
teúrgia y procedieron a impartir iniciaciones. Por otra parte, las enseñanzas de
Martines de Pasqually no se han perdido tampoco, gracias a la documentación
original que se mantiene hasta el día de hoy.
El sistema
masónico de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, instituidos por el
lionés Jean-Baptiste Willermoz, quien procede de una familia del Franco
Condado, se dedicaba al trabajo de sedería por cuenta propia dirigiendo un
próspero negocio. Desde la edad de veinte años se apasionó por la
francmasonería. En 1753 funda la Logia de la Perfecta Amistad, y
posteriormente, en 1760, desempeña un gran papel en la formación de la Gran
Logia de los Maestros Regulares de Lyon, de la que llega a ser el Gran Maestro.
Con ayuda de un médico amigo suyo, Pierre-Jacques, influido personalmente por
el alquimista Dom Pernety, funda en 1763 el Capítulo Rosa-Cruz de los
Caballeros del Águila Negra Rosa-Cruz. Es Bacon de la Chevalerie quien lo pone
en contacto con Martinez de Pasqually en Versalles (1767), en donde recibe la
iniciación en los primeros grados de la Orden de los Elus+Cohens. El mismo año
representa a Martinez de Pasqually en la provincia de Lyon. Iniciado como
Rosa-Cruz en 1768, Willermoz se hace gran amigo de otro Elus+Cohen, Louis
Claudio de Saint-Martin, con el que mantiene una activa correspondencia a
partir de 1771; Saint-Martin vendrá a verlo a Lyon entre 1773, siendo en esta
ocasión cuando los dos hombres se ven personalmente por primera vez.
Saint-Martin permanecerá en casa de Willermoz durante más de un año. Muy
impresionado -lo mismo que Saint-Martin- por las enseñanzas teúrgicas de
Pasqually, que les proporcionará de manera definitiva un cuadro dogmático.
Dentro del plano teúrgico es necesario esperar muchos años antes de poder
lograr manifestaciones o contactos con los planos invisibles. Por otro lado, se
vio en la obligación de contribuir materialmente a mantener a Martinez de
Pasqually. Pero permanecerá siempre fiel a su maestro, incluso después de la
muerte de éste.
Cuando Pasqually deja Francia para
dirigirse a Santo Domingo (el 6 de mayo de 1772), los Cohens lioneses un poco
desamparados, se reúnen frecuentemente para intercambiar los conocimientos que
él les impartiera y aclarar o profundizar determinados puntos. Willermoz nos ha
dejado un voluminoso cuaderno manuscrito de Instrucciones a los
Elegidos-Cohen (Instructions aux Elus Cohens), llamado también Conferencias
de Lyon (Conférences de Lvon), conjunto de notas interesantes,
permitiéndonos una mejor comprensión de esta teosofía, y fechadas entre 1774 y
1777. Una iniciativa de este tipo no parece, desde luego, una traición. Pero,
en cambio, ¿no se podría interpretar de esta manera el intento de dar a las
enseñanzas Cohen una dimensión masónica ecuménica? Porque precisamente es en
esto en lo que Willermoz va a emplearse.
Antoine
Faivre, L'Ésotérisme au XVIIIº
siècle, París, Seghers,
1973. Trad. castellana de J. Florentino Díaz: El
esoterismo en el siglo XVIII, Madrid, EDAF, 1976.
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