ORDEN MARTINISTA DE CHILE
- FILIACION RUSA DE SAINT PETERSBURGO–
(GREGORY
OTTONOVICH DE MEBES - NICOLAS ROGALEV GIRS)
LA
SOCIEDAD DE LOS FILOSOFOS INCOGNITOS
(1643)
Trabajo de investigacion hecho por
Por Eques Ab Aquila Coronata
S.P.R+C VIIº HEREDOM DE KILWINNING
“Gregory Ottonovich von Mebes (S::: I:::), Maestro
contemporáneo de la Filiación Rusa del Martinismo, nos dice en su magistral
obra “Curso Enciclopédico del Ocultismo” (obra traducida en Chile
desde el ruso al español por el Hno. Vechñacov), que entre fines del siglo XV y
principios del XVI se operó la transformación del Rosacrucianismo primitivo, de
clara filiación dantesco-templaria, en el llamado Rosacrucianismo secundario.
Durante este período se constituyeron o "despertaron de su sueño"
diversas fraternidades y órdenes esotéricas. De esa época data la constitución
de la Sociedad de los Filósofos Incógnitos, sobre una filiación directa de los
Hermanos de Oriente bizantinos”.
El benedictino Dom Pernéty en su “Dictionnaire Mytho-Hermetique” da la
definición siguiente del Filósofo: “Amante
de la Sabiduría, que está instruido de las secretas operaciones de la
naturaleza, y que imita sus procedimientos para llegar a producir cosas más
perfectas que las de la Naturaleza misma. El nombre de filósofo ha sido dado en
todo tiempo a aquellos que están verdaderamente instruidos de los procesos de
la gran obra, a la que también se llama Ciencia, y Filosofía Hermética, porque
se considera a Hermes Trimegisto como el primero que descolló en ella. Pretenden
que solamente ellos merecen, a justo título, ese respetable nombre, pues se
envanecen de ser los únicos que conocen a fondo la naturaleza, y que, a través
de este conocimiento, alcanzan el del Creador, al que rinden sus homenajes, con
mucha atención, amor y respeto. Dicen que ese amor es el primer paso que
conduce a la sabiduría, recomendándolo sin cesar a sus discípulos, a los que
llaman Niños de la ciencia.”
Finalidad elevada y muy loable pero, como lo dice W.
Ganzenmuller en su obra “L`Alchimie au Moyen
Age”: “... a los ojos del pueblo, nadie soñará para asombrarse, sus misteriosas
operaciones se distinguen a pena de brujería... Para el hombre común, los vasos
(probetas) de formas extrañas, las incomprensibles manipulaciones eran a priori
sospechosas...” La frecuentación o acercamiento a esta ciencia de los
poderosos es igualmente nefasta. El pseudo Alberto el Grande, al comienzo de su
tratado “De Alchemie” da las
recomendaciones siguientes: “... un
alquimista debe habitar, lejos de los hombres, en una casa particular... el
alquimista debe ser silencioso y discreto, no debe revelar a nadie los
resultados de sus operaciones. El vivirá en la soledad apartado de los
hombres... debe ser bastante rico para soportar el gastos exigido por sus
trabajos... evitará todo contacto con los príncipes y los gobernantes... sus
investigaciones deben hacerse sin ruido... he sentido que el ruido no haría
bien, como el bien no haría ruido...”
Como diría Louis Claude de Saint-Martin, otro
Filósofo Incógnito, que, como lo recuerda Robert Amadou, “...había tomado prestado a sabiendas la expresión –Filósofo Incógnito-
sin que este guarde el sentido primitivo, de los alquimistas, en el lugar de
los que el experimentaba interés, poca simpatía y una inmensa desconfianza...”
Citamos textualmente de Robert Amadou de su obra
“Le Philosophe Inconnu et les Philosophes Inconnus”, pagina 80: “...Los abusos de los alquimistas:
Saint-Martin, como Martines de Pasqually no tenían en gran consideración a los
alquimistas. Así en “Les Pensees sur les Sciences Naturelles” Saint-Martin
declara: Ellos pretenden llegar al cuerpo de la materia en estado primitivo de
pureza de donde han descendido. Olvidan o más bien ignoran que hay dos clases
de elementos, y si no estamos en la más grosera sería en vano que nosotros
quisiéramos reencontrar allí la claridad, la limpieza, la actividad que no
pertenecen más que a la segunda. Pero ellos tampoco consiguen nada que figure
sobre este punto, igualmente que su espíritu no se alumbra más que de
alegorías. Y en efecto ellos se encuentran en todas partes...”
Si el término de “Filósofo Incógnito”
coincide con el status y finalidad del alquimista, es curioso que esta
asociación de palabras se encuentra escasamente en los tratados.
Encontramos una de las primeras, si no
es la primera mención de “Filósofo Incógnito” en “Les Aventures de Philosophe Inconnu en la Recherche et en L`Invention
de la Pierre Philosophale...”
(Las Aventuras del Filosofo Incógnito en la Investigación y en la Invención de
la Piedra Filosofal), publicado en 1646. La asociación de estas palabras se
encuentran en los títulos y los sumarios, pero al contrario no aparecía en el
texto donde encontramos al habitual Filósofo. La segunda mención está indicada,
siempre en el título, del “Tombeau de la
Pauvreté, daqns lequel il est Traité Clairement de la Transmutatión des Métaux,
et du Moyen Quón Doit Tenir Pour y Parvenir. Par un Philosophe Inconnu, en Faveur de ses amis
Particuliers” (Tumba de la Pobreza, en el que es tratado
claramente la transmutación de los metales, y del medio que se debe tener para
lograrlo. Por un Filósofo Incógnito, a favor de sus amigos particulares),
publicado en 1673, 1681 y 1979. De nuevo hay otra mención en el texto, si no es
esta curiosa: “Epistre Dedicatoria”
que está firmada “N. N. Patrón General de la Sociedad de los Filósofos Errantes”. No es necesario concluir, por
tanto, en la existencia de una sociedad real (cosa igual que los Rosacruces) y
más tarde para la “Sociedad de los Filósofos Incógnitos”.
Una señal se encuentra en el “Tratado del Cosmopolita, Nuevamente
Descubierto, o después de haber dado una idea de una nueva Sociedad de
Filósofos, se explica en varias cartas de este autor la teoría y la práctica de
las Verdades Herméticas” (a París Chez Laurent D´Houry, 1691), encontramos
de la página 3 a la 9 “la idea de una nueva
sociedad de los filósofos”, luego, de la página 10 a la 40, los
“Estatutos de los Filósofos Incógnitos”; vienen enseguida de la página 41 a la
224 las “Cartas de Michel Sendigovius, o de J. J. D. I., comúnmente llamado
Cosmopolita...”
La primera de las 53 cartas está
dirigida “al Sr. T... nuevo asociado de la Compañía de los Filósofos
Incógnitos”. El volumen termina (pagina 225–232) por sumario agregado de todo
lo que está contenido en estas cartas; cierra con un sello o hieroglifo de la
Sociedad de los Filósofos Incógnitos. Las huellas siguientes se encuentran en
la “Biblioteca de los Filósofos
Alquímicos o Herméticos, conteniendo varias obras de este género muy curiosos y
útiles que no han aún aparecido...” (a París Chez André Charles Cailleau,
1754), con (página 461–509) el “Tratado de un Filósofo Incógnito sobre la Obra
Hermética, vuelto a ver y dilucidado por el discípulo Sophise, bajo los auspicios
de los Cohermeites, Philovites y Chrisophiles”, donde, de costumbre, las
palabras “Filósofo Incógnito” no se reencuentran en el texto. Por el contrario,
lo inverso se produce algunas páginas más adelante, con la “Carta Filosófica de
Philovite a Héliodore” (página 513-551), donde encontramos en la advertencia
del librero (página 511-513), indicaciones sobre la procedencia del texto
“...un Filósofo Incógnito, sin duda de esos fénix errantes..., la ha
dirigido... a uno de sus amigos...”
En 1766 encontramos otra seña, en “L´Etoile Flamboyante” en el tomo
segundo sobre “Idea General de la Masonería, considerada bajo un punto de vista
filosófico y ya designado por varios antiguos bajo el nombre de la Sociedad de
los Filósofos Incógnitos” que incluye los “Estatutos de los Filósofos
Incógnitos” y “El Catecismo o Instrucción para el grado de Adepto o Aprendiz
Filósofo Sublime e Incógnito” así como la lámina intitulada “Cuadro de los
Aprendices Filósofos Incógnitos”.
Esta asociación entre la francmasonería
y la alquimia puede aparecer a los ojos de algunos como un conjunto
heteroclito, sin embargo, la alquimia es una de las llaves de la masonería.
Con Tschoudy, la alquimia va a penetrar
en ciertas Logias, el “Filósofo Incógnito” que designa entonces al masón alquimista,
y si el barón no pudiese imponer si “Idea General de la Masonería” a la mayoría
de los masones, sin embargo constituye a este efecto un nuevo régimen masónico,
los “Philalethes”.
De los famosos y legendarios
“Superiores Incógnitos”, aliados a los no menos famosos secretos masónicos,
dieron lugar a la floración de los altos
grados y numerosos ritos y regímenes, que en su mayoría no fueron practicados.
Paralelamente se desarrolla un interés respecto a los orígenes, más o menos
fabulosos de la masonería. Que iba a interesar a un gran número de masones del
siglo XIX antes que estos se preocuparan demasiado de la política.
La palabra “Filósofo” va a entrar en
los títulos de los altos grados; el grado retomado y practicado de los
Filaletes va a reabrir el interés en los “Filósofos Incógnitos”. Es así que en
1790 el pintor Touzay, publica “El Gran
Libro de la Naturaleza o el Apocalipsis Hermético. Obra curiosa en que se trata
de la Filosofía Oculta, de la inteligencia de los Hieroglifos, de los antiguos,
de la Sociedad de los Hermanos de la Rosa+Cruz de la transmutación de los
metales y de la comunicación del hombre con Seres Superiores e intermediarios
entre él y el Gran Arquitecto. Visto por una Sociedad de Fil... Inc... y
publicado por D... desde el I, hasta el año 1790.” (reeditado por la
librairie du merveilleux, en1916 con una introducción de Oswald Wirth).
En 1814 aparece un libro muy curioso
escrito por Vincent Tacxsi: “El suizo
católico dos veces, o Doctrina Filosófica; dedicado a los verdaderos Jueces Grandes Comendadores
Filósofos Inc... y a todos los miembros de la asociación Mas...” (París,
Imprimeire de L. G. Michaud, rue des Bons Enfants, 1814), donde encontramos en
la página 236, “El Tabernáculo del suizo católico dos veces, encontrado en los
viejos manuscritos de la Biblioteca del convento de Saint-Vicent de Lisbonne,
en 1780, copiado exactamente, traducido del portugués y del latín al francés, y
copiado bajo la fiel guardia de un celoso masón, a riesgo de ser colgado a cada
minuto”. A pesar de lo que declara nuestro autor: “algo necesario que fuera la
publicación de la verdad que expongo al público, nadie osó nunca tentarla...”;
el “Tabernáculo” no es más que un plagio del “Gran Libro de la Naturaleza” con
omisiones, numerosas variantes y ciertas adiciones. Sin embargo, nosotros nos
preguntamos qué tienen que ver los Filósofos Incógnitos de la Sociedad
Cabalística, con los Jueces Filósofos Incógnitos jesuíticos; en verdad nada,
nada y nada.
En 1853, Ragón analiza minuciosamente
“La Orden de los Filósofos Incógnitos”, en su obra “Orthodoxie Maconnique” (París, Dentu, 1853, páginas 373 a 412, y
que igualmente se encuentra consignado textualmente en la Enciclopedia Masónica
de Frau Abrines, Editorial Kier), lo que hará decir a A. E. Waite (citado por
R. Amadou): “me pregunto, para decir el fondo de mi pensamiento, si los
misteriosos Jueces han tenido existencia real fuera del cerebro perverso al que
se debe la Orthodoxie Maconnique”. Zaccone, en su “Histoire de L´Inquisitión, des Jesuites et des Frans-Macons”,
consagrará también un capítulo a los “Philosophes Inconnus” al resumir sin
citarla la “L´Etoile Flamboyante”.
Dejando a un lado el grado practicado
por los Philalethes, no podemos, al igual que en lo que concierne a la primera
sociedad rosacruciana, concluir en la existencia de una Sociedad de Filósofos
Incógnitos. Así Robert Amadou en el curso de su estudio sobre el “Filósofo
Incógnito” y los “filósofos incógnitos” declara: “... ni los primeros
Rose+Croix ni los Filósofos Incógnitos constituyeron sociedad; fueron ideas. Su
acción en la historia no debía ser menos fuerte; al contrario...”
Ideas que podemos encontrar en el
“Catecismo o Instrucciones para el Grado de Adepto o de Aprendiz Filósofo
Sublime e Incógnito” del que Eliphas Levi, en su obra “Dogma y Ritual de la Alta Magia” , precisa: “...este catecismo,
que indicamos a los sabios cabalistas como capaz de sustituir al incomparable
“Tratado de Paracelso”, contiene todos los verdaderos principios de la Gran
Obra de una manera tan satisfactoria y tan clara, que es preciso carecer en
absoluto de la inteligencia especial de ocultismo para no llegar a la verdad
absoluta meditándola..."
Una de las cuestiones que surge
enseguida, es saber, ¿cuáles pueden ser las fuentes de este Catecismo? Eliphas
Levi, precisa: “...entre los libros raros y preciosos que contienen los
misterios del Gran Arcano, es preciso contar en primera línea, el “Sendero
Químico o Manual de Paracelso” que contiene todos los misterios de la física
demostrativa y de la más secreta cábala. Este libro manuscrito, precioso y
original, no se encuentra más que en la Biblioteca del Vaticano. Sendivogius
sacó una copia de la que el barón Tschoudy se sirvió para componer el Catecismo
Hermético contenido en su obra titulada L´Etoile
Flamboyante...”
Como lo hacía notar Oswald Wirth,
“...nosotros no podemos, sin embargo, formular algunas reservas en cuanto a la
fuente excepcional de donde el autor de “L´Etoile Flamboyante” habrá tomado su
fuente hermética...” (le Symbolisme Hermetique, París, 1910). Robert Amadou,
precisa que “...el Cosmopolita menciona al Sendero Químico en los términos
siguientes: “...entre los modernos, usted tiene a Paracelso, cuyos escritos
tienen tantas luces. Pero si usted pudiera esconder el llamado Sendero Químico
o Manual de Paracelso, habría encontrado toda la doctrina de la ciencia
química, todos los misterios de la física demostrativa y la más secreta cábala.
(parece que aquí Amadou se estuviese apoyando en lo que nos dijo anteriormente
Levi). El libro no es tan escaso como aquellos de los que le acabo de hablar,
pues se encuentra en la Biblioteca del Vaticano en Roma y lo he visto afuera en
varios lugares donde los cabalistas y curiosos de nuestro Arte, no es sin
embargo común, y no se lo encuentra en todas partes. Es por ello que lo he
copiado para mi uso...”
Inspirándose en este pasaje, Tschoudy en su
Catecismo escribió: “...entre los antiguos, es preciso leer sobre todo a
Paracelso y entre otros el “Sendero Químico o Manual de Paracelso”, que contiene
todos los misterios de la física demostrativa y la mas secreta cábala; este
libro manuscrito, precioso y original no se encuentra más que en la Biblioteca
del Vaticano, pero que Sendigovius a tenido la dicha de sacar una copia, que ha
servido para aclarar a algunos sabios de nuestra orden...”
Yendo más lejos, Oswald Wirth dice que “...el
manuscrito del Vaticano no era de ninguna manera indispensable al barón
Tschoudy, ya que las respuestas de su Catecismo son textualmente extraídas de
dos obras impresas muy repandidas en esta época...”
La primera es “Las
Obras del Cosmopolita divididas en Tres Tratados en el que son claramente
explicados los Tres Principios de la Filosofía Natural, Sal, Azufre y Mercurio”,
obra que lleva como segundo título:
“Cosmopolita o nueva Luz Química”. El Tratado de la Naturaleza en general
que comienza esta obra da al barón Tschoudy las 61 primeras respuestas de su
Catecismo. Así la frase: “...es preciso saber, sin embargo, que el “termino de
la Naturaleza es Dios”, como “Él es el principio”... corresponde a la segunda
pregunta del Catecismo.
Pregunta: ¿Cuál es el término de la Naturaleza?
Respuesta: Dios como es el Principio... todas las cosas provienen de esta sola
y única naturaleza y no hay nada en todo el mundo fuera de la naturaleza...
Pregunta: ¿De donde provienen todas las cosas? Respuesta: De la sola y única
Naturaleza...”
El barón aplica el mismo procedimiento para los
asuntos siguientes con “...La Luz que sale por sí misma de las tinieblas o
verdadera teoría de la Piedra de los Filósofos, todo traducido al francés por
B. D. L...” (1687 y en 1741 Bibliotheque des Philosophes Chimiques). Así en el
principio encontramos “...la Piedra de los Filósofos no es otra mas que la
humedad radical de los elementos, repandida a la verdad en ellos, pero reunido
en su Piedra, y despojado de toda mancha extraña. Así no es necesario
sorprenderse si ella puede operar en tan grandes cosas siendo muy constante
como la vida de los animales, de los vegetales y de los minerales, no consiste
mas que en su humedad radical...” que corresponde a la pregunta 64: “...Que es
esta Piedra...” Responde: “...La Piedra Filosofal no es otra que la humedad
radical de los elementos perfectamente purificados y llevados a una suprema
fijación, lo que hace que ella opere muy grandes cosas por la salud, la vida
que reside únicamente en la humedad radical...”
Robert Amadou hace notar que “es sorprendente que O.
Wirth no haya descubierto una tercera fuente de Tschoudy, a saber, las famosas
cartas del Cosmopolita con su nuevo hermano de la Sociedad de los Filósofos
Incógnitos”. Aunque estas tres fuentes rinden perfectamente cuentas de la
redacción de este Catecismo, A. E. Waite da al “Liber de Compositione
Alchemical” (New York, 1911), como fuente única del Catecismo. “Esta
compilación no es menos exitosa y, como O. Wirth lo reporta, - el barón
Tschoudy no ha tenido al respecto un muy gran mérito. Notablemente concebido,
su Catecismo - justifica el entusiasmo de Eliphas Levi, dividido sin dudas por
Stanislas de Guaita. Toda la ciencia hermética se encuentra condensada, en
efecto, en las fórmulas de un laconismo sugestivo...”
Hemos querido presentar a los estudiosos e
Iniciados, estos fragmentos que no están
al alcance de cualquier investigador. Es así que en el transcurso de la
presentación de diversos temas relativos a los HH::: iniciados en la
Fraternidad de Filosofos Desconocidos, exponiendo sobre los Estatutos y los
Catecismos, nos hemos dado el trabajo de traducir desde el francés antiguo y
desde la Obra original titulada, “L´Etoile
Flamboyante, ou La Societe Des Franc-Macons Confideree Fous Tous Les Afpects”
escrita por el barón Tschoudy, y
publicada en el año de 1766, que por fortuna tenemos en nuestras manos. Y
hacemos el esfuerzo de presentar diversos puntos de vista sobre el tiempo y la
doctrina de la Fraternidad sobre todo para esclarecer la Doctrina real por
sobre la nebulosa de interpretes y reinterpretes que seguramente tratando de
descifrar sus metas, lo único que han logrado es sepultar casi definitivamente
los propósitos claros de esta antigua sociedad.
Por
tal motivo es que agregamos a continuación un capitulo de la obra “El
Martinismo Tradicional”, del Q::: H::: Merlin, el que nos dice: “si bien se considera que la "Socité des
Philosophes Inconnus" se reorganizó en Francia en 1643, ya desde el año
1625 circulaba en Europa un opúsculo titulado Un Aureo Tratado sobre la Piedra Filosofal cuyo autor firmaba como
"un Filósofo Incógnito, todavía viviente, para enseñanza filiis Doctrinae
y para conocimiento de los Fratibus Aureae-Crucis" con lo que se demuestra
que la denominación era empleada ya antes de 1643.
La palabra "Filósofo" cuando es utilizada
en este trabajo no tiene relación con los egresados de alguna facultad
universitaria de filosofía, sino por el contrario, se restituye el sentido
medieval del término como "Filósofo del Fuego", es decir, Alquimista.
Son numerosos los testimonios impresos que ilustran
la existencia y las actividades de los Filósofos Incógnitos durante los siglos
XVII y XVIII:
En el año 1646, el abad de Notre-Dame-de-la Chapelle
y obispo de Bellay (Francia) Hermona dom Jean-Albert Belin, publica su libro Les Aventures du Philosophe Inconnu en la
Recherche et en l'Invention de la Pierre Philosophale editado en París por
E. Danguy.
En 1673, el alquimista anónimo que se ocultaba bajo el
seudónimo de "Atremont" publicó el libro Le Tombeau de la Pauvreté dans lequel il est traité clairement de la
transmutation des metaux et du moyen qu'on doit tenir pour y parvenir. Par un
Philosophe Inconnu en faveur de ses amies particuliers.
En 1691, fue publicada en Paris la obra de Alexander
Sethon "el Cosmopolita" titulada Traités
du Cosmopolite Nouvellement découverts. Ou après avoir donné una idée d'une
Societá de Philosophes, on explique dans plusiers Lettres de cet Auteur la
Théorie et la Práctique des Verités Hermétiques, en la cual se dan a
conocer los Statuts des Philosophes Inconnus".
En el año 1763, aparece el Traité d'un Philosophe Inconnu sur l'Oeuvre Hermétique. Revue et
elucidée par le disciple Sophisée sous les auspices (sic) des Cohernistes
Philovites et Crisophilos.
En 1788, en el primer tomo de las Geheime Figuren den Rosenkreuzer aus dem
16ten. und 17ten. Jahrhundert, publicadas en Altona, aparece un
"Discurso de un Filósofo Incógnito (Unbekannten Philosopho) dedicado a la
Fraternidad R+C".
En el año 1766, se publica en París el libro L'Etoile Flamboyante del barón Tschoudy donde se dan a conocer
nuevamente los "Statuts des Philosophes Inconnus" y se hacen largas
referencias a la Sociedad de los Filósofos Incógnitos y a sus enseñanzas.
En el año 1790, el alquimista y Hno. Duchanteau
publica el libro Le Grand Livre de la
Nature ou l'Apocalypse Philosophique et Hermétique en cuya portada se
aclara que dicha obra fué "revisada por una Sociedad de Filósofos
Incógnitos" y que su contenido se refiere "a la Filosofía Oculta y a
la Sociedad de la Rosa+Cruz".
Además de la filiación de los Hermanos de Oriente,
la Sociedad de los Filósofos Incógnitos es la depositaria tradicional de muy
antiguas filiaciones iniciáticas de Occidente. En efecto, juntamente con su
investidura caballeresca y rosacruciana, recibió los secretos de la misteriosa
cofradía de "A.G.L.A." (esta misteriosa sigla ha recibido las
siguientes interpretaciones: "Atha Gadol Leholam" y también
"Ateh Gibor Leholam Adonai" siempre como un sentido aproximado de
"Oh Señor, Tú eres todopoderoso eternamente"), en la cual fuera
iniciado el rey Francois I de Francia quien, una vez por mes y de incógnito,
dejaba el palacio del Louvre y se encaminaba, solitario y embozado en su capa,
a la calle del Arbol Seco en París donde se encontraba la morada de los hermanos
Estienne, miembros juramentados de la Sociedad. La cofradía de A.G.L.A.
agrupaba a los Aprendices, Compañeros y Maestros del Libro los cuales, con la
difusión de la imprenta y la organización gremial de los trabajadores, se había
unido a los impresores, tipógrafos, encuadernadores, libreros, papeleros,
iluminadores, artesanos de naipes y tarots, etc.
Durante el siglo XVIII la actividad de la Sociedad
de los Filósofos Incógnitos en toda Europa fue intensa y semipública. Grandes
personalidades decoraron sus filas: el
príncipe Christian von Hesse, el príncipe Alexis Borisowitz Galitzin, los
hermetistas Duchanteau y su discípulo el conde Saxonius Comneno, testimonio
vivo de la alianza multisecular existente entre la Sociedad de los Filósofos
Incógnitos y la Casa de los Comneno.
Frederik-Gottlieb-Ephraim-Wiesse, bajo el seudónimo
de"Magister Pianco", publicó el libro Der Rosenkreutzer in seiner Blosse (Amsterdam, 1781) en el cual se
refería a una cofradía de sabios a quienes llamaba "Superiores
Incógnitos" (Unbekannten Obere) quienes se organizaban en pequeños
círculos (ringe). Según Wiesse "quien quiera ser iniciado y admitido en
sus secretos debe ser un hombre de honor y de un verdadero poder espiritual.
Además, debe poseer un considerable conocimiento, pues sólo se aceptará a
aquellos de quienes se puedan esperar grandes servicios para la Santa
Fraternidad". Luego agregaba que "los iniciados usan el doble
triángulo, símbolo de las tres cualidades de Poder, Sabiduría y Amor. Los
Maestros del segundo grado o Segundo Secreto son Maestros en el conocimiento de
la Naturaleza, de sus fuerzas y de sus reinos. Se los llama Filósofos o Sabios
del Mundo y su ciencia es la Sabiduría Universal, (la Sabiduría Universal
aludida era la "Pansophia" a que se referían los antiguos Rosa+Cruces
en sus manuscritos). Estos Sabios se ocupaban de sus cosas en secreto. Nadie
sabe dónde se reúnen ni lo qué hacen. Poseen, además, una ciencia secreta que
es conocida solamente por los más altos entre ellos a quienes llaman Magos, Mágicos
o Sabios Maestros, los cuales enseñan al pueblo artes divinas. Pueden hacer
cosas que parecen sobrenaturales..."
En Francia, la Sociedad de los Filósofos Incógnitos
se manifestó como tal hacia 1646 y habría despertado las resistencias de
ciertos sectores católicos impregnados del naciente espíritu moderno y
racionalista para quienes las doctrinas tradicionales y esotéricas eran ya
incomprendidas y por ende se convertían en sospechosas. Sería necesario esperar
al próximo siglo para que naciere el "Philosophe Inconnu".
En tierras germánicas, las actividades esotéricas de
la Sociedad de los Filósofos Incógnitos dedicadas especialmente a la Alquimia
cristiana, produjo una gran floración de espíritus selectos entre los siglos
XVI y XVIII. Entre otros grandes iniciados se destacaron especialmente:
Heinrich Khunrath ( 1560-1605), Jacob Boehme (1575-1624), Georg Gichtel
(1638-1710) y Rudolf von Salzmann (1774-1871) quien iniciara personalmente a
Johan W. von Goethe (1749-1832) y al marqués Louis Claude de Saint-Martin
(1743-1803).
Según la tradición, Louis Claude de Saint-Martin,
recibió su primera iniciación en la Sociedad de los Filósofos Incógnitos
durante su viaje a Londres en 1787. Al año siguiente recibió un nuevo grado en
Estrasburgo de manos del Hno. Rudolf von
Salzmann S::: I::: "sous la Masque,
le Manteau et la Cordeliere". En 1793 había recibido una iniciación complementaria
y la misión de perpetuar la cadena multisecular de los Superiores Incógnitos,
tal como había sido establecida en Francia en el siglo XVII.
A mediados del siglo XVIII la Sociedad de los
Filósofos Incógnitos estaba languideciendo y casi había abandonado la práctica
de la alquimia metálica dedicándose a la Alquimia humana teosófica bajo la
influencia de las doctrinas de Khunrath y Boehme. A la Sociedad tampoco le eran
extrañas las letras "S::: I:::" a las que agregaban el uso de los
seis puntos dispuestos según las líneas del Crisma o, lo que es lo mismo
geométrica y simbólicamente hablando, del Sello de Salomón; este uso provenía
en línea directa de los extinguidos Hermanos de Oriente. Conviene puntualizar
que éste es un simbolismo antiquísimo mencionado en el Antiguo Testamento en
razón de la Serpiente de Bronce elevada por Moisés en el desierto como
prefiguración de Cristo, pues en su forma monográfica, las letras "S"
e "I" conforman el ideograma de la Serpiente de Bronce crucificada.
San Bernardo de Clairvaux, entre otros, retomará el símbolo de la Serpiente de
Bronce como emblema específico de Cristo. Por otra parte, la letra
"S" simboliza la multiplicidad y la letra "I" la unidad.”
Finalmente
diremos que la consagración a los “Superiores Incógnitos” bajo el símbolo del
“Antifaz”, la “Capa” y el “Cordón” son distintivos en propiedad del los
antiguos Filósofos Incógnitos.
Nosotros,
hemos llegado a la conclusión esquemática de que ha existido hasta el presente,
cuatro generaciones de Rosa + Cruces o dicho de otra manera, la Doctrina del
Rosacrucianismo-Hermético se ha manifestado a través del tiempo en cuatro
importantes fases que es necesario analizar:
Hermanos de Oriente
(Constantinopla)
1090
|
Rosa + Cruces
Primitivos
(Cristian Rosenkreutz)
(1373-1434)
|
Masonería
Operativa
(Corporaciones Greco-Romanas)
|
Juan Tritemus
Comunidad de los Magos.
(Inglaterra 1507)
|
Hernri
Khunrath (1560-1605)
Cornelio Agrippa
Milicia Crucífera
Evangélica.
(Alemania 1598)
|
Imón Studion
Hermanos de la Rosacruz de Oro.
(Alemania 1570)
|
2ª Generación
de R + C
2ª. Generación
de R+ C
Capitulo Rosacruz
de Cassel. (1609)
|
Jacobo
Boehme (1575-1624)
Barnaud (1535-1601)
Maurice
de Hesse-Cassel
Rosae Crucis
(Inglaterra 1610)
|
Aurea Crucis.
(1611)
|
Sociedad de los Filósofos Incógnitos
(1643)
|
Royal Society.
(Inglaterra)
|
J. B. Van Helmont
Rosacruz Real.
(1593)
|
(Irenaeus Philalethes) Jan Amos
Von
Ratichs Brotoffer Comenius
Baruch
Von Spinoza (1632-1677)
Franc-Masonería Especulativa. (1717)
(Los R + C agregan un 3º Grado “Maestro Masón”
|
3ª Generación Pernety
de R + C
Cosmopolita
Martines de
Pasqually Barón
Tschoudy
R.
Salzmann
Louis-Claude de
Saint-Martin
de R + C
Los
Superiores Incógnitos de L. C. de Saint-Martin
|
Martinismo
Ruso
|
Sociedad de los
Filósofos Incógnitos
(moderna)